Un día me pasó...

Me pasa que cuando me levanto, aún sigo muy dormido. Hago todo muy mecánico: me baño dormido, desayuno lo que me pongan delante en la mesa, me peino pero recién al medio día descubro qué peinado me hice, etc. Y me voy despertando poco a poco a medida que va transcurriendo el día.

Esto me pasó cuando era chico. Un día me levanté, desayuné, y tomé el colectivo como siempre. Bajé, y entré a la escuela. Me senté en el banco, y comencé a responder a las preguntas que hacía la maestra levantando la mano.

Pero algo me iba resultando raro. La maestra tenía algo que no encajaba. Pensé que se había ido a la peluquería y se había cambiado su peinado. Pero no. Luego comencé a ver a mis queridos compañeros, pero también algo les pasaba. Estaban como distintos. Hasta mi compañero de banco Manu estaba como más rubio y más pecoso.

En el primer recreo ya no me sentía perseguido, sino asustado. Tarde 10 minutos en encontrar el baño, ya que alguno muy gracioso lo había cambiado de lugar. Me fui enseguida a decirle eso a la Directora, pero frente a mi apareció un señora grandota, de rulos y anteojos que hablaba con una voz finita, muy distinta a mi Directora.

Corrí en dirección contraria hasta que me asomé a la puerta y ahí encontré la respuesta a todo: me había equivocado de escuela!. Estaba tan dormido que me había bajado antes del colectivo y le erré de escuela. Así que volví a la mía y todo siguió como siempre.

Maximiliano Fornari

     18/01/10