El poder de la imaginación

Comparto un mail que me llegó hoy. Es sobre una anécdota de Tomás Eloy Martínez sobre el poder de la imaginación y la literatura por sobre muchas. Gracias a Mariana por el aporte.
Es en respuesta a una pregunta que le hace Héctor Pavón en una entrevista. La pregunta es: ¿Cómo fue el tránsito a la escritura?
                         

     <Fue el descubrimiento del poder que tiene la imaginación. Les cuento una anécdota. Yo iba a la escuela en la ciudad de Tucumán, y durante los meses de calor nos íbamos a una casa en el cerro con mis padres. Un día, con nueve o diez años, me contaron que hbaía un circo maravilloso en la ciudad. Yo dije "voy al circo y vuelvo a tiempo a mi casa". Pero en el circo vi una muchachita muy flaca, muy pálida, vestida de mariposas, montada de pie sobre un caballo y dando vueltas. Me enamoré. Y se me hizo tarde y al llegar a mi casa encontré a mis padres desesperados. Tuve una penitencia: no podía leer libros ni podía ir al cine durante un mes. Dije: bueno, ya que mis padres no me lo permiten, voy a contarme una historia a mí mismo. Me inventé una de un chico al cual sus padres lo castigan y por lo tanto los odia. Se escapa de la vigilancia metiéndose en una estampilla. Y así conocía el mundo y contaba cómo veía las distintas cosas de la vida, cocinas, amores en países extraños. Cuando terminé la historia mi madre la leyó y me dijo "¿Qué es esto?", y le dijo a mi padre: "Hay que quitarle la penitencia, porque lo que está haciendo es más peligroso que lo que le prohibimos". Entonces descubrí que la imaginación tenía poder.>

                                         Tomás Eloy Martínez

       Fuente: Revista Ñ- Diario Clarín- Sábado 10 de Febrero de 2010

26/02/10


La caja de herramientas

Todos tenemos una caja de herramientas en casa. Fue el primer regalo que sentí que me iba a ser útil cuando tenía alrededor de 8 años. Recuerdo que era una pequeña caja de plástico que contenía 6 u 8 destornilladores de diferentes tipos. Todos con una punta diferente. Cada uno servía para ajustar o desajustar tornillos o tuercas. Me gustaba jugar a armar y desarmar todo tipo de aparatos eléctricos, electrónicos y de otros universos que nunca logré entender. Docenas de relojes rotos, radios descuartizadas y calculadoras intervenidas quirúrgicamente adornaban los diferentes sectores de mi casa. La verdad que no aprendí electrónica con eso. Pero sí me sirvió para dos cosas: atreverme a mirar por dentro las cosas y a valerme de diferentes herramientas para lo que quería lograr.

Cuando uno trabaja con niños, lo hace globalmente. Es decir, que trabaja teniendo en cuenta todo el universo del niño; desde su dimensión lógico-matemática, del lenguaje, hasta su dimensión corporal y afectiva. Es como si pretendiéramos escuchar un solo instrumento dentro de una sinfonía, o cuando intentamos ponernos en los zapatos de la otra persona y no podemos. Trabajar con mis pacientes, me lleva a poner en juego toda mi atención, pero principalmente, toda mi mirada para ver más allá de la dificultad, de la patología y más allá de mis preconceptos. Y ahí es donde aparece lo que yo llamo mi propia caja de herramientas.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra caja de herramientas ya sea para trabajar o relacionarnos con las demás personas. Es nuestro conjunto de conocimientos, saberes, experiencias, la posibilidad de ser creativos, nuestros aprendizajes y hasta nuestros propios errores. Al momento de trabajar con otras personas (ya sean pacientes, alumnos, etc.) recurrimos a esta caja de herramientas que nos irá sirviendo al igual que una galera a un mago de donde saca toda clase de elementos variados. Hay recursos que nos pueden servir más que otros, pero todos son válidos.

Existen tantos recursos como personas y modalidades haya. Al momento de vincularnos con nuestros pacientes, es importante hacernos esta pregunta: ¿Cuál es el mejor camino? Y acá no estoy preguntando cual es el atajo, sino el mejor camino dentro de su proceso de subjetivación.   La magia por ejemplo puede ser una excelente herramienta, sobre todo a la hora del primer encuentro. En mi caso me ha ayudado a poder vincularme desde un lugar de juego, de ilusión, en donde todo se puede imaginar y la esperanza puede llegar a ser un motor vital. Particularmente, no me pongo en el lugar del mago que todo lo puede (ese no es mi objetivo) sino desde un compartir la experiencia de la magia, el soñar juntos, que esta posibilidad de soñar está en cada uno, y uno es dueña de ella.

Otras dos herramientas que creo son útiles (y tantas veces olvidadas), es el juego y el humor. Por un lado, el juego nos permite crear espacios y momentos de mucha libertad, un sentimiento de liberación que promueve la creatividad y rompe nuestras cadenas de rigorismo. El juego es una cuestión de contexto ya que no es lo que hacemos sino cómo lo hacemos. Por otro lado, al humor lo tomo como una estrategia de ajuste que nos ayuda aceptar de forma madura lo que nos pasa, así sea una situación de dolor, malestar o frustración. El humor le quita el sentido trágico a la realidad, y nos muestra cómo una situación puede reconfigurarse súbitamente y de esta forma producir un cambio.

 Estemos atentos a utilizar nuestra propia caja de herramientas y así, abrirnos a la experiencia de la creatividad de nuestros propios recursos personales.

 

Maximiliano Fornari

       24/02/10


Apuntes

Instantes

01.07.2010 13:24
Ayer, una niña se me acerca en mi trabajo y me muestra su brazo. “Mirá Maxi, me sacaron sangre hoy”. Yo le pregunto por qué. “Porque se me cae un poco el pelo, entonces me tienen que hacer unos estudios”. No se la notaba angustiada, tampoco triste. Me lo decía como quien hace una actividad nueva o...

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Compartiendo frases

10.02.2010 00:09
10/2/10 Paseando por mi biblioteca, viendo qué libro leer, me topé con uno de Francoise Dolto: "La causa de los niños". Me dí cuenta de que aún no lo había terminado, así que lo retiré de mi estantería y me acomodé para seguir la lectura donde la había dejado la última vez. Fue ahí que me encontré...

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¿Que huella has dejado?

14.10.2009 21:10
Hay muchas preguntas que nos hacemos a lo largo de nuestras vidas. Hay preguntas que cierran cuando encontramos respuestas, y hay preguntas que abren. Nos abren a pensar, a mirarnos hacia adentro, a zambullirnos en nuestro interior y nos obligan a bucear hasta lo más profundo. Yo prefiero esas...

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