Gianni Rodari nace en Omegna, en la Lombardía italiana en 1920. Es uno de los mejores escritores para niños que he conocido. Su obra es vasta y de una gran calidez. El contacto directo con la visión infantil no sólo le da una fuerza imaginativa a su obra literaria, sino que lo lleva a consolidar su mayor aporte a la pedagogía para la infancia a través de su libro Gramática de la fantasía, que dio a conocer en 1973.
Sin embargo, la misma Gramática ha sido sometida a un reduccionismo dentro del ámbito escolar, convirtiéndola muchas veces en meros juegos técnicos. No se trata de poner dos palabras juntas para que los niños inventen historias y justificar con eso que estamos contribuyendo al desarrollo de su imaginación. El legado de Rodari vale la pena mirarlo un poco más de cerca. Descubrir todo el potencial liberador y verdaderamente revolucionario de su propuesta. Acercarnos al hombre vital y comprometido, al político, periodista, pedagogo y escritor que hizo de la palabra su acción, y como dice él: "no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo".